jueves, 12 de octubre de 2017

Dulce Final



Observó silencioso los movimientos bulliciosos de la pequeña, sus chillidos infantiles le trepanaban los oídos pero extrañamente los adoraba.

Hubo un tiempo en que sólo escuchaba el sonido de las jaulas, los griteríos azuzando a sus compañeros en el combate, un tiempo en que se levantaba deseando que fuera el último día, un tiempo en que sus heridas le dejaban postrado de dolor, famélico y sediento.

Entonces ocurrió, pensó que ese día sería el más feliz de su vida, ahora era consciente de su suerte. Estaba agradecido a sus salvadores, aquellos que entraron en el infierno para sacarle de las garras de la muerte, atender sus heridas y darle algo que nunca había disfrutado: un poco de cariño.

Estaba muy cansado, la dura vida que había llevado como perro de peleas había hecho mella en su salud, era consciente de ello. Pero no tenía miedo, pues ahora, tras conocer a su familia era el perro más feliz del mundo, había aprendido lo que era amar y ser amado.

Observó a la pequeña hasta que su vista se nubló, dormitando en el calor de la tarde, libre de miedos al fin.



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Dulce Final by Nissa Audun está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 4.0 Internacional.

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