miércoles, 15 de octubre de 2014

CUENTOS DEL BOSQUE ENCANTADO




PRÓLOGO:
 
Todos los cuentos empiezan de la misma forma: "Érase una vez hace mucho tiempo..." pero esta vez... empezaremos este cuento de una manera distinta.
 
Todo comienza en una pequeña habitación donde una embozada figura entra, deslizándose lentamente hasta tomar asiento a los pies de la cama de dos pequeñas princesas.
 
Ambas son idénticas, puesto que son hermanas gemelas, ambas poseen una larga melena rubia que enmarca sus delicadas facciones de pálida tez, sus claros ojos castaños siguen los movimientos de la oscura figura mientras en sus pequeños labios florece una sonrisa.
 
Cuando la misteriosa figura deja caer su capucha, ambas se acercan respetuosas sentándose a su vera, cogidas de la mano en un inquieto silencio. Ante su mirada impaciente la mujer sonríe posando una de sus manos sobre las de las niñas, al tiempo que suspira.
 
- Bien pequeñas... ¿Qué es lo que deseáis que acontezca esta noche? ¿Qué historia queréis escuchar?- ambas niñas cruzan una breve mirada cómplice y susurran al unísono - Estamos cansadas de escuchar historias antiguas... son aburridas con tantas batallas y reuniones diplomáticas... ¿por qué no nos contáis alguna historia donde haya hadas, criaturas sobrenaturales o incluso... princesas encantadas?
 
La mujer enarca una fina ceja mirándolas fijamente.
 
- ¿Deseáis acaso escuchar absurdas historias sobre hadas diminutas, dragones de fuego, gigantes de sombras y brujas terroríficas?
 
Ambas niñas asintieron cabizbajas soltando un leve suspiro resignado.
 
- Pero queridas... si vuestra abuela os escuchara... ¡esas historias no son reales!...- La mujer apenas pudo contener la risa al ver el desencanto de las niñas, lo que provocó una mirada sospechosa de ambas.- Bien ¡De acuerdo!... pero para no romper mi promesa con vuestra madre, os contaré una historia antigua, real ... y a un tiempo mágica.
 
La mujer permaneció un instante en silencio, perdida en recuerdos de un pasado ya lejano, sus claros ojos verdes miraron sin ver por un momento, hasta que las diminutas manos de las niñas la sacaron de su ensimismamiento, pues ambas le tironeaban juguetonas del cobrizo cabello.
 
- ¡Vamos tía!! ¡Que luego se hace tarde y nos mandan a dormir!!- ella rió levemente revolviéndoles el cabello antes de asentir.
 
- ¡¡Vale, vale!! A ver... por donde empiezo... ¡ah si! Veréis esto que os voy a contar es un secreto, que no debe salir de esta habitación ¿de acuerdo?- las pequeñas asintieron enérgicamente- y para no ser escuchadas por oídos indiscretos...- La mujer murmuró unas quedas palabras mientras una esfera luminosa cobraba forma engulléndolas a las tres en una gran burbuja ante la sorpresa de las niñas.- No os asustéis pequeñas, de esta forma me aseguro que nadie nos oiga... y es que os voy a contar el verdadero origen de este reino... tal y como vuestra abuela nos lo contó a vuestra madre y a mi, como ha acontecido a lo largo de las eras.- Las miró un momento dejando que esta información calara en ellas, las niñas se miraron un instante antes de volver la vista hacia ella.
 
- ¿Estáis preparadas?
- ¡Sí, Tía! Por favor cuéntanos la historia...
- Bien... pues veréis, hace mucho tiempo, en la era en que las Hadas, los Unicornios e incluso los Dragones compartían el bosque con los primeros humanos...
 
 
PD: Continuará.
 
 

martes, 30 de septiembre de 2014

SERÁS MÍA... SÓLO MÍA... POR SIEMPRE.


Se despertó dolorida y parpadeó apenas, mirando en torno, tratando de recordar lo que había pasado...
Un olor putrefacto asaltó sus fosas nasales provocándole arcadas... miró en torno sin poder distinguir de donde venía esa peste... como pudo se tapó la nariz y la boca con la parte baja de la camiseta, haciendo esfuerzos por respirar levemente.
Asustada se incorporó con dificultad, tanteando el mugriento suelo hasta localizar la pared. A su alrededor todo eran sombras silenciosas apenas diluidas por una pequeña luz.
Tambaleándose se acercó temblorosa hasta el origen de la claridad... sentía las piernas aún adormecidas y ese olor la mareaba... tanteando la pared rugosa en algunos sitios y resbaladiza en otros, llegó a lo que parecía ser un portón.
En efecto, la claridad se filtraba por debajo de la compuerta... y entonces fue cuando recordó...
Recordó como había llegado allí... Histérica, comenzó a aporrear la puerta gritando, sollozando, suplicando porque alguien la oyera... pero en el fondo sabía que era inútil...
Él se lo había dejado claro... con un gemido ahogado se dejó caer ante la puerta mientra jadeaba en busca de aire... con las uñas arañando la oscura superficie de la puerta... mientras recordaba lo tonta que había sido.
Todo había empezado como un juego... unas palabras en una pantalla blanca. 

Nunca había encontrado a alguien que la comprendiera como él, en poco tiempo habían pasado de jugar juntos en ese mundo de fantasía a pasarse horas hablando, conversando sobre sus personajes, sus historias, sus fantasías... Más tarde comenzaron a comentar cosas de su vida privada, fuera del juego... acabaron siendo algo más que amigos y todo, a través de una pantalla.
Ella había confiado ciegamente en el... ¿pero por qué había sido tan estúpida?... todos lo decían, salía en los periódicos cada dos por tres... pero siempre había pensado que a ella no le ocurriría...
Y llegó el día en que quedaron en el mundo real, y era todo lo que había imaginado que sería... y confió... y se dejó llevar... y ahora estaba perdida.
Chilló hasta quedarse ronca... sollozó hasta que le escocieron los ojos... y fue entonces cuando ya no quedaban lágrimas, cuando los hipidos convulsionaban su cuerpo, cuando sus castigados ojos se acostumbraron a la exigua luz que las descubrió...
Pequeñas marcas... arañazos ensangrentados en la puerta... surcos de los que sobresalían pequeñas astillas... Se acercó buscando arrancar una de esas astillas, que quizás le permitieran hacer un agujero en la madera pero al tocarlas un escalofrío la recorrió... con un grito se puso en pie angustiada, sintiendo que le faltaba el aliento pues esas pequeñas astillas en realidad eran uñas arrancadas en un ataque de desesperación.
Miró en torno asustada... temblorosa se tanteó los bolsillos hasta encontrarlo... luchó por sacar el mechero del estrecho bolsillo de su gastado vaquero... puesto que el móvil había quedado olvidado en su bolso, allá donde estuviera.
Finalmente lo consiguió sacar y temblorosa consiguió prender la llama, miró en torno alumbrada por ese pequeño remanso de esperanza, buscando una salida y descubrió en las paredes mensajes escritos por una mente perturbada, apenas comprensibles, palabras de odio, plegarias, dibujos espelucnantes que contempló girando sobre sí misma hasta que las encontró.
Cayó de rodillas negando lentamente, sintiendo como poco a poco su cordura escapaba de su ya febril mente... ante ella... en la oscuridad... tres cuerpos se descomponían con las muñecas destrozadas a mordiscos...
En su cabeza resonaban las últimas palabras de su amor platónico... de su novio cibernético... de su captor y verdugo: "Serás mía... sólo mía... por siempre"

PD: Tras la pantalla puede ocultarse un príncipe azul... o el monstruo más cruel.
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lunes, 22 de septiembre de 2014

AVANZAR SOLA, ANTES QUE RETROCEDER




La niebla se extendía sinuosa por el valle, dando la bienvenida una vez más al otoño. De las laderas cubiertas de hierba se escapaban pequeños riachuelos, formados por las recientes lluvias.
Las primeras luces del alba acariciaban los tejados de la ciudad dormida, mientras la ciudad iba despertando poco a poco.
Una figura de cobrizos cabellos observaba la ciudad que se extendía a sus pies, desde su escondite favorito, en lo alto de la Torre del Reloj, podía disfrutar de una visión panorámica de la misma, y por ello tras permanecer acurrucada en el silencio de la noche se permitió el lujo de escuchar, como la ciudad cobraba vida.
Desde el distrito de los mercaderes, del que le llegaban el bullicio de los compradores y vendedores negociando el precio de los objetos en venta, hasta el trinar de los pájaros que llegaban desde el parque más allá de la catedral, los sonoros ecos del martillo en el yunque del distrito de los enanos… Y las aisladas explosiones del distrito de magos…
Si, pese a no ser su ciudad natal, había conseguido ocupar un lugar especial en su corazón.
Una ciudad con dos caras, una más amable donde el día al día se desarrollaba entre sonrisas cordiales, baladas y descubrimientos. Mientras que la otra cara, más oscura podía llevarte a una cruel condena o incluso a la muerte.
Se incorporó apoyándose en el repecho de la almena, mirando hacia el Puerto, rememorando el primer día que pisó esa ciudad. Cansada, hambrienta, con tan solo su voz y su lira para conseguir unas monedas, la primera palabra amable, las risas cruentas, las proposiciones indecentes, el miedo, la duda… y finalmente la desesperanza. Fueron tiempos difíciles, pero finalmente tuvo suerte, un encontronazo en un callejón, una oferta de trabajo y un tiempo más tarde, un agradable descubrimiento… unas tenues lágrimas descendieron por sus mejillas.
Sí, finalmente ahora tenía todo lo que buscaba… ¿entonces por qué sentía esa opresión en el corazón? Musitó para sí enfurecida, ¿Debía cerrar los ojos y escuchar sólo a su corazón? ¿Debía ver las evidencias y zanjar el asunto?...
-          ¡Maldita seas una y mil veces Adryan Drachenblut! Debiste recordar tu promesa…
Sus manos temblorosas limpiaron las lágrimas de sus mejillas, apretando las mandíbulas mientras inspiraba hondo.
Con un lento movimiento desenvainó la espada de su padre, captando los brillos de las luces de la mañana, su mirada vagó por las pequeñas runas talladas en la hoja captando su atención.
“Nunca te rindas,  excepto a las convicciones del honor y del sentido común”
Una frase que había escuchado miles de veces de labios de su padre… Tomando una decisión, volvió a guardar la espada mirando desafiante la ciudad.
Esta noche zanjaría de una vez por todas todo, esta noche rompería las cadenas que la ataban, esta noche volvería a ser ella misma, dejaría atrás las lágrimas, los celos, los perdones, las peleas, la desconfianza…
Volvería a ser como al principio, sólo se preocuparía de ella misma y de su familia, ahora que la había encontrado no pensaba perderla por una tontería.
Ningún hombre volvería a usarla nunca, ningún hombre volvería a reírse de ella, ningún hombre la ataría con cadenas invisibles y el peso de la conciencia, ningún hombre volvería a hacerle daño, ningún hombre…
Respiró profundamente comenzando a descender por las escalinatas, sonrió a su pesar pues allá arriba dejaba finalmente sus miedos, sus celos, su vergüenza… ahora más que nunca se sentía fuerte como nunca.
Con un suspiro salió finalmente de la Torre, enfrentándose de nuevo sola y más fuerte que nunca al mundo.
Y es que a veces, es mejor avanzar sola antes que retroceder.
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lunes, 15 de septiembre de 2014

SIMPLEMENTE, SOY FELIZ.


Era un día como cualquier otro, bueno exceptuando que era Lunes...

Normalmente cada inicio de semana se resumía en un profundo suspiro y un arrastrar los pies hasta el cuarto de baño donde iniciar la tarea matutina de arreglarse antes de salir pitando para el trabajo.

El típico Lunes sería aquel en que las horas pasarían lentamente, como se arrastraría un zombie putrefacto tras la joven protagonista, en esas películas de terror tan de moda actualmente.

Saldría del trabajo rendida, llegaría a casa a tiempo para cenar levemente y meterse en la cama de lleno...

Pero a pesar de ser Lunes, al sonar el despertador una sonrisa se formó en sus labios antes de abrir los párpados dejando ver el brillo de sus ojos castaños, risueños como hacía mucho que no lo estaban.

Se desperezó, levantándose mientras tarareaba una alegre cancioncilla, caminando con rápidos pasos hasta el baño donde debió escandalizar a más de un vecino por su interpretación del " Don´t Stop me Now" del grupo Queen.

Camino del trabajo, se tomó de buen grado el considerable atasco, sonriendo para sí mientras escuchaba su emisora favorita.

En su puesto de trabajo, realizó sus tareas sin descanso, siempre con una sonrisa en los labios, atendiendo las llamadas, escribiendo los mails de rigor, archivando los papeles...

Sus compañeros la miraban entre divertidos y curiosos, pues era raro verla con ese semblante alegre, ya que normalmente ese día al igual que todos, pululaba un ambiente semejante al de un cementerio en pleno invierno...

Quizás fueran sus animados buenos días, sus sonrisas, o la forma en que distraída tarareaba la canción antes mencionada... el caso es que todos poco a poco en mayor o menor medida se encontraron esbozando una sonrisa. Y es que la alegría es contagiosa, basta una pequeña sonrisa para animar el día a muchos.

Finalmente a la salida, una de sus compañeras se acercó a ella y le preguntó:

- ¿Qué te ha pasado este fin de semana? Estás... distinta...-

- No sé... estoy normal...- se palpó bromeando los lados de la cabeza- ¿no me habrán salido cuernos verdad?-

- ¡No seas idiota!- su amiga sonrió señalándola- No es eso... es simplemente que se te ve distinta... ¡Por el amor de Dios! ¡Es lunes y pareces una maldita fábrica de sonrisas! -

La joven se la quedó mirando mientras ladeaba la cabeza y se encogía de hombros.

-¿Y que tiene de malo sonreír de vez en cuando?-

- Nada... bueno... es sólo que los Lunes no se sonríe sin una buena razón... venga confiesa ¿este fin de semana has sido mala? ¿ha pasado algo? ¿Te ha tocado la lotería?!!-

- No... nada de eso, ha sido un fin de semana normal... - se encoge de hombros nuevamente- No sé... será que tengo ganas de futuro.

- ¿Cómo? ... ¿qué quieres decir?- su amiga la miraba con el ceño fruncido, sin entender una palabra.

-Pues... no sé.. es una sensación que tengo... estoy eufórica... motivada... ¡con ganas de comerme el mundo!-

- Ah... y ... ¿eso? ¿Vas a cambiar de trabajo?-

- No que yo sepa...-

-¿Entonces?- su compañera trataba de entenderla, pues de todos es sabido que un sonrisa tiene que tener un origen ¿verdad?

La muchacha se la quedó mirando y finalmente la abrazó, susurrándole tres palabras:

- Simplemente... soy Feliz.

Sonriendo se alejó de su compañera, que poco a poco comenzaba a esbozar una sonrisa animada.

Y es que el único secreto para ser feliz es... ser feliz.

Lo importante no es tu aptitud, tus títulos, el dinero, la suerte... es tu actitud lo que determinará donde llegues y si serás feliz.

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miércoles, 18 de junio de 2014

UNA MAÑANA COMO CUALQUIER OTRA...


 
Las tenues luces del alba la encontraron sentada en el alféizar de la ventana, observando cómo se despertaba el mundo a su alrededor mientras se deleitaba sorbo a sorbo de su taza de café.
Sus claros ojos verdes se perdieron en el ajetreo de la cocina del 3º A, un piso inferior cuyo ventanal abría un resquicio de la vida cotidiana a su mirada curiosa, en el dos pequeños niños rubios jugueteaban en la mesa mientras su atareada madre les intentaba meter trocitos de tostada y les animaba a beberse el cola cao, al lado una adolescente de melena áurea y cuidadosamente colocada daba pequeños tragos a su taza de humeante café, mientras repasaba lo que debían ser unos apuntes de alguna asignatura. El padre hizo su aparición como un torbellino, repartiendo besos a cada uno de los miembros de su familia, cruzando una amorosa mirada con su cansada esposa mientras tomaba de un trago el humeante café. Tres minutos más tarde salió acompañado de sus hijos, mientras la atareada madre recogía como podía, saliendo de su visión camino a arreglarse imaginaba.
En el 3º B por el contrario, la escena era totalmente diferente, lejos del agitado ritmo de la familia vecina… un anciano desayunaba confortablemente sentado en la silla de la cocina, tomando pequeños trocitos de un bizcocho que repartía entre el mismo y su mimosa gata.
Suspiró suavemente antes de ponerse en marcha, recorriendo con delicados pasos el pasillo mientras su propia gata se entrecruzaba con sus pies, ronroneando mientras le daba los buenos días.
Sonrió levemente deteniéndose unos minutos para hacerle unas cosquillas tras las orejas antes de entrar en el baño, dejando la taza en el lavabo se desvistió doblando pulcramente el camisón sobre el taburete, después se introdujo bajo la ducha e inspiró antes de abrir el grifo del agua.
No pudo evitar un pequeño grito al sentir la mordida de las frías gotas sobre su piel, poco a poco el líquido torrente aumentó de temperatura relajando sus músculos agarrotados por los miedos nocturnos.
Dejó libre su mente mientras se acicalaba bajo el agua, disfrutando del espumoso contacto del jabón contra su piel, mientras la cortina de agua se llevaba preocupaciones y miedos.
Como siempre… se había demorado en la ducha más de lo debido, así que ahora tenía que correr a la habitación, se vistió rápidamente apartando con ternura a Bastet quien le mordisqueaba los dedos juguetona.
El ritual de maquillaje fue igualmente rápido, pese a los intentos de Bastet de retrasarla, unas veces agarrándose a su pierna clavándole las uñas ligeramente, otras tirando el rímel y jugando con el por el suelo del baño como si de una pelota fuera. Al final de cinco pasó a diez minutos exactos en salir preparada para enfrentarse al nuevo día, con rapidez recogió el bolso mientras daba pequeños pasos intentando meter los pies en las manoletinas, con una gata maullante entrecruzándose en su camino.
Frunció el ceño soltando una leve maldición, coge a la gata y la acaricia en brazos, juntando sus mejillas después le murmura tranquilizándola: <<En un ratito vuelvo… no seas pesada, pórtate bien preciosa, esta tarde te traigo algo especial ¿vale?>>
Después deja a la gata en el suelo, pese a los maullidos insistentes de esta, parece que no quiera que su dueña la deje sola… suspira despidiéndose de Bastet que la mira sentada sobre sus cuartos traseros desde el pasillo, algo enfurruñada por quedarse nuevamente sola y cogiendo las llaves sale camino del ascensor.
Un nuevo día, comenzando con la rutina diaria de los saludos formales en los encuentros vecinales en el ascensor, buscando las llaves del coche mientras siente la mirada penetrante de la vecina del 6ºB que como siempre desaprueba sus vaqueros y sus camisetas ceñidas. Para esa anciana de exquisitos modales, la ropa casual no era digna para ir a trabajar…
Una breve despedida, una carrera y al fin, sentada en el asiento de su coche disfrutando de su pequeño espacio vital mañanero.
Tras ponerse el cinturón arranca el coche… a la segunda, el pobre empieza a sentir el peso de los años, con saña mete el pie en el embrague jugando con el acelerador para salir en segunda, dado que la primera marcha ha decidido tomarse vacaciones y no funciona.
Un renqueante volkswagen consigue salir a trompicones del garaje, justo en el momento en que el sol le da la bienvenida a la marabunta urbana, dejándola caso ciega con su fulgor. Suerte que llevaba las gafas de sol y pestañeando vuelve a recuperar la visibilidad.
Entre pitidos, acelerones, paradas… se une al atasco de la mañana, en busca de una ruta más o menos rápida para llegar al trabajo. Todos los percances están calculados, tiene más de media hora para llegar al trabajo… aunque hoy los coches apenas se mueven, parece como si el mundo fuera a cámara lenta.
Resoplando enciende la radio, captando su emisora favorita, una pegadiza cancioncilla rockera resuena en el altavoz. Mirando en torno aburrida, sube el volumen, tarareando la letra de la canción.
Finalmente llega al trabajo, aparca el coche con algo de dificultad, saliendo de este a toda prisa, al final va a llegar tarde, cierra la puerta del coche guardando las llaves en el bolso mientras camina, en su cabeza organizando el día que le espera. Anotando mentalmente acordarse de ir a comprar un par de latas de comida especial para Bastet, que hoy curiosamente cumple dos años con ella… aún recuerda la pequeña bola de pelo negro que temblaba en sus manos cuando la recogió del refugio de adopción. Fue amor a primera vista, cuando sus miradas se encontraron supo que debía ser suya.
Una leve sonrisa se esboza en su rostro recordando los juegos de la mañana mientras camina cruzando la calle perdida en sus pensamientos.
Un pitido, un estruendo y…
De repente se encuentra tirada en el suelo, el impacto la ha dejado sin aliento, el dolor de sus piernas destrozadas es insoportable o puede que sean sus costillas, rotas al estrellarse contra el parabrisas del coche. Bajo ella el frío asfalto la acoge, sus dedos temblorosos pueden notar entre el dolor su rugosidad… su mirada trata de registrar su entorno pero apenas ve más que formas borrosas… el dolor… ¡por Dios… qué estúpida!...
Lágrimas se agolpan en sus mejillas, mientras un jadeo escapa de sus labios… tan sólo piensa en su madre… va a llorar tanto… y su gata… que será de ella…
Entre las oleadas de dolor le llegan voces…. Como a través del agua… distorsionadas… intenta moverse pero no puede… algo cálido la envuelve… sabe que no debe dormir… pero la oscuridad la llama… el descanso… un súbito destello la envuelve, abre los ojos un instante sintiendo como alguien la ayuda a levantarse…
Confundida mira la luz y después tras ella donde un chico grita suplicando ayuda mientras ve como su desmadejado cuerpo exhala su último aliento…. Su cuerpo destrozado queda inerte, tendido en el asfalto sobre un charco de su propia sangre…
Un sentimiento de enorme tristeza la embarga… ¿ya está? ¿Se acabó? ¿Tantos planes aplazados para nada? Mira a la Luz furiosa… <<¡No es justo!... ¡No estaba preparada!!>>
Una voz cálida y familiar resuena sobre los demás sonidos <<Nadie lo está, pero esto sólo es un paso más en el camino… no estarás sola>>
Siente como la empujan levemente, hacia la Luz y al entrar en ella… unos cálidos y familiares brazos la arropan, arrancando una sonrisa en su rostro al reconocer a quién pertenecen mientras la voz suavemente murmura… << No estarás sola>>.
 
PD: Vive hoy como si fueras a morir mañana… porque nunca sabes lo que puede pasar.
 
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martes, 10 de junio de 2014

Despedida de un Joven Ángel

 
Recuerdo el revuelo que causaste al nacer,
un día de verano nos hiciste sonreír a toda la familia,
con tu carita ya tan expresiva y adorable, con tus manitas...
¡eras tan pequeña... tenías tanta cosas que aprender!

Recuerdo una de las veces que fuimos a París,
acompañando a mi padre en uno de sus viajes,
fue entonces la primera vez que te conocí,
una pequeña niña, rubia y de carácter indomable.

Te reíste emocionada al descubrir que era tu prima,
contándome a toda prisa tus grandes aventuras,
haciéndome miles de preguntas curiosas,
escuchándome atenta, con esa mirada inquisitiva.

Años más tarde, convertida en una maravillosa jovencita,
fuimos a veros, gracias a Natacha en el día de su boda,
quien otra vez demostró su valía uniendo a la familia,
recuerdo ese día con especial cariño y más ahora...

Esos días son para mí inolvidables,
el día que pasamos en el parque,
cuando nos montamos en todas
y cada una de las montañas rusas,
contándome a medias tu vida,
cruzando miradas que todo lo decían...

Eras una niña tremendamente dulce, inquieta,
llena de vida, curiosa con ganas de aprender,
que alegraba a todos con una brillante sonrisa,
y guardabas una dulzura qué no dejaba indiferente.

Me arrepiento, porque la distancia me impidió conocerte más,
lamento no haberme atrevido a hablar... a escribirte... a llamar...
manteniéndome en la sombra, siendo testigo de tus andanzas,
sonriendo en silencio al veros crecer a ti y a tu hermana...

Cuando algo se rompe dentro de nosotros,
no lo sientes de forma inmediata, lo notas,
pero el dolor luego se hace aún peor...
y es cuando sufres el impacto en el alma rota.

Ahora que sé que te has ido mi pequeño Ángel,
es cuando me doy cuenta del tiempo perdido,
es cuando me doy cuenta de todo lo que te he querido,
es cuando me doy cuenta de que no hice bastante...

Perdóname mi pequeño Ángel,
recuperaste tus alas demasiado pronto,
me di cuenta demasiado tarde,
y es que aún no lo asumo... no lo afronto.
 
Tan sólo me queda despedirme en silencio,
tal y como fui testigo antaño,
sólo me queda enjugar mi llanto,
y rezar porque seas feliz en el cielo.
 
Mi joven Ángel,
extiende tus alas y vuela bien alto,
no tengas miedo, te espera mi Padre...
 
Espero que desde el cielo ,
escuches mi silencioso ruego,
perdones a este corazón atormentado,
y recibas todo el amor que te mando.
 
 
Escrito en memoria de mi pequeña prima que nos dejó el pasado 7 de Junio de 2014.
 
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sábado, 3 de mayo de 2014

ÁNGEL GUARDIAN

 
Por ser como un Ángel Guardián en horas de necesidad,
velando a nuestra vera en la oscuridad,
por ser protectora y defensora de nuestro bienestar,
vigilante de nuestros sueños de la infancia
y también de la tardía madurez...

Por ser como tú eres, llena de ternura y generosidad,
tú que tan paciente escuchas y sabiamente aconsejas,
tú que nos muestras los secretos de esta vida,
tú que nos das todo tu tiempo sin una sola queja.

¿Cómo no quererte? ¿Cómo no amarte?

Tu nobleza radica en la inmensidad de tu espíritu,
donde se reúnen, alegres, distintas facetas:
Eras amante, esposa y compañera de uno,
amiga, guardián, defensora y consejera de muchos,
pero sobre todo eres, madre querida, dadora de vida,
pues eres la fuente de la que mana esta familia.

¿Cómo no amarte? ¿Cómo no quererte?

Tantas cosas quiero agradecerte: sueños, sentimientos...
que no habría tiempo en la eternidad
ni espacio en el infinito universo.

Por ello cuando veo lágrimas quebrar tu belleza,
o descubro la pena en tu rostro sereno,
o atisbo una mirada cargada de tristeza,
mi alma grita preocupada y me arde el pecho.

Sólo sé que te quiero, y como yo el resto,
y en estas horas en que te embarga la pena,
déjame que te abrace, que te haga sonreír,
que comparta recuerdos y tantas cosas buenas,
que te dé nuevos motivos para vivir,
déjame que comparta tu mirada al cielo...

Pobres palabras escritas, mas del pecho nacen sinceras,
así pues, una cosa ten por seguro,
que tanto en horas malas como buenas,
te querremos siempre Ángel nuestro.
 
 
Dedicado a mi madre, en el día de la Madre, por ser siempre el firme apoyo de todos nosotros tanto en la niñez como en la madurez, porque es un verdadero Ángel Guardián, que nos regala su tiempo y su cariño sin pedir nada a cambio. Por ser el ejemplo que guía mi vida, y la persona que más quiero y admiro. Te quiero, Madre.

miércoles, 23 de abril de 2014

QUERIDO PADRE...



 
 
 
El viento trae la nostalgia,
y hace brotar en mi alma la tristeza,
Saltan de mis ojos las lágrimas,
Cuando pienso padre en tu ausencia…
 
Padre, tu eras la brújula de mi pequeño velero,
El cielo protector de mi incierto camino,
El sabio consejo de mi alocado pensamiento,
Y el fiel reposo de mi titubeante vuelo…
 
Ahora me queda solo tu recuerdo,
El del calor de tus brazos protectores,
Cuando de pequeña me escondía en ellos.
 
La suave dulzura de tus palabras
Calmando mi llanto,
Y la calmada paciencia cuando me reprendías
Por mis muchos enfados…
 
La calidez de tu sonrisa,
Cuando me mirabas
Y susurrabas con alegría,
“Ven aquí, pequeña”.
 
Ahora sólo quedan lágrimas,
ya que el dolor no se calma,
Pues aunque pasen los años,
Te sigo queriendo…
 
Y es que Padre…
Tu pequeña…
Te echa de menos…

Dedicada a mi Padre en el aniversario de su muerte. Te quiero Padre...
 
 

martes, 1 de abril de 2014

EL TROVADOR ENAMORADO


Se enamoró un pobre bardo
de una linda jovencita
de la alta nobleza,
tras su muda agonía,
cantaba el muchacho
loando su belleza.

El bardo la seguía,
cantando en sus orgias
en donde él escondía su amor,
mientras ella le miraba con candor,
mientras él rehuía sus miradas,
y ella su alma callaba...
 
Poco a poco se acallaron sus palabras,
poco a poco sus caminos los distanciaron
el juglar volvió a los caminos,
la doncella a su aislada habitación,
y mientras el juglar se armaba de valor,
y volvía al encuentro de su amada,
un joven noble la desposó.
 
Cuentan que en una noche de luna
bajo un manto de estrellas
murió el joven trovador,
y dicen los que le conocieron
que en esa noche se oyeron
sus desgarradas quejas de amor.

Cuando la niña se enteró,
de la verdad de la historia
del pobre trovador…
De día sollozando en su locura
¡Hoy me mata la amargura
porque con el murió mi razón!

¡Por qué no habló conmigo,
por qué callé yo!…
Mi pecado fue la soberbia,
El suyo su silencioso corazón...
Tan sólo me quedan las lágrimas,
Tan sólo el eco de su voz…


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NO ES OTRA HISTORIA DE AMOR


La joven juglar sonrió ante su audiencia mientras sus dedos se deslizaban sobre las cuerdas de su lira arrancando notas aleatoriamente, forjando una curiosa melodía que acompañaba su dulce voz con suavidad.

-Así pues queréis una historia de amor… deseáis escuchar el típico relato de las hazañas del bravo guerrero en pro del corazón de su dama… o queréis escuchar una historia de amor, pero no una cualquiera…- sus ojos verdes barrieron la estancia con intensidad, depositando su mirada por unos segundos en cada uno de los rostros que permanecían mudos escuchándola, había captado la curiosidad de sus clientes… era hora de asombrarles…- sino una historia jamás contada hasta ahora… una historia que os contaré con las mismas palabras que en su día me susurró su protagonista.

Un par de rostros habituales esbozaron una sonrisa, seguros de disfrutar de una buena historia… quedos susurros impacientes se alzaron entre los fieles clientes de la taberna, mientras la muchacha caminaba entre las mesas rasgueando las cuerdas de la lira, finalmente optó por apoyarse en la barra para tras observar unos minutos a la clientela, comenzar el relato. Sus manos arrancaron una melancólica melodía del instrumento, creando el ambiente adecuado, su voz comenzó a narrar la historia acompasada con la sombría música.

- Esta es la historia de una joven dama, de una insigne familia de una ciudad ya perdida en la memoria, quien en una noche fría y tormentosa me abrió las puertas de su casa para que pudiera resguardarme, lo único que pidió por ello fue que escuchara su historia, que a su vez os cuento…
Ante todo os diré que era una joven hermosa… quizás algo delgada y de tez pálida, sus áureos cabellos enmarcaban unas delicadas facciones que le daban un aspecto de ensueño, casi como si de una muñeca de porcelana se tratara… Y sus ojos… sus claros ojos azules, del mismo color que el hielo trasmitían los secretos de su alma, unas veces asomaba una honda tristeza y otras veces reflejaban una rabia y odio tales, que hacía que me removiera inquieta en la silla. Mi mirada permaneció extasiada en sus delicados labios sonrosados, vagando de vez en cuando por su hermoso rostro, siguiendo el movimiento delicado de una mano cuando gesticulaba, o continuando el lento camino de las lágrimas que humedecían sus tersas mejillas… esta es la historia tal y como me la contó:


“Nunca me he sentido a gusto entre mis amistades, como decía mi madre, tengo alma de plebeya… y todo porque no me gustan las excentricidades, los lujos ni el derroche… Quizás siempre supe lo que habría de acontecer… No lo sé…- un mudo silencio enmudeció la estancia mientras la joven doncella ponía en orden sus pensamientos- En fin nada de esto importa ya… -agita la mano impaciente mientras un suspiro escapa de sus exquisitos labios- os contare una historia que os helara el alma… quizás, vos … sepáis sacarle algún sentido.

En fin… como dije, nunca me sentí a gusto con mis amistades por lo que siempre he tenido tendencia a perderme por los amplios jardines de la mansión, me encanta pasear entre las rosas, oler los jazmines y disfrutar del colorido de las siemprevivas… si… siempre he acunado mi soledad como un tesoro... eso fue… hasta que me encontré con él.
Una breve pausa tras la que un tenue rubor tiñe sus mejillas- aún recuerdo cada detalle de nuestro primer encuentro, la tarde teñía los jardines de una cálida luz anaranjada, yo huía de otra fiesta organizada por mi hermanita… pretendía esconderme al fondo del jardín, con mi pequeño libro de poemas que un bardo encantador me regaló por mi decimoctavo cumpleaños. Cuál fue mi sorpresa cuando llegué a mi pequeño santuario y lo encontré habitado, ambos nos miramos unos segundos en silencio, ambos estupefactos al sabernos descubiertos. Sus oscuros cabellos contrastaban con la palidez de su rostro, sus ojos verdes me estudiaron primero con sorpresa y más tarde con un cálido interés, cuando se levantó su altura me amedrentó levemente, debía medir un metro noventa y por lo que pude averiguar más tarde, eran de puro músculo.- algunas risillas entre las damas y varios comentarios a media voz interrumpieron levemente la narración, pero la joven juglar continuó con el relato- La noche fue muda testigo de nuestra conversación, aquel hombre murmuraba a mis oídos, tomando mis manos entre las suyas, llenando con su calidez el frío de mi corazón. Si… supo encender con tan solo unas pocas palabras un corazón que pese a su juventud estaba ya muerto…
Esa noche nos despedimos con un casto beso, y la promesa de volver a vernos… pero no fue hasta varias semanas después que no volvimos a encontrarnos. Yo… como siempre, me había quedado dormida pero al sentir una brisa acariciando mi rostro me desperté y allí estaba ante mí, alzándose en todo su esplendor con un brillo divertido en su mirada y una sonrisa de deleite en sus labios. Como comprenderás… me sobresalté cubriéndome el cuerpo con las sábanas, casi no pude mirarle de la vergüenza que suponía para mí que su mirada acariciara mi desnudo cuerpo… pero él… tomo mis temblorosas manos entre las suyas, susurrándome dulcemente… me contó su mayor secreto… él había nacido para amarme… me llevaría a un mundo lejano donde por fín podría vivir… y mientras yo aceptaba marchar con él me atrajo estrechándome entre sus fuertes brazos, una de sus manos sujetaban delicadamente mi nuca mientras sus labios exploraban los míos y su lengua arrancaba pequeños gemidos de mi garganta dormida, su otra mano acariciaba lentamente mi espalda provocándome ligeros escalofríos de placer… Mi mente se nubló un momento perdida en la calidez de su amor, tan absorta que no sentí más que un pequeño dolor… Sentí como me depositaba con dulzura en el lecho, besando quedamente mis labios mientras me susurraba su amor… sonreí al sentir su abrazo mientras un extraño entumecimiento me embargaba, mis ojos se cerraban cansados aunque mi corazón latía desbocado… Por un momento todo fue oscuridad, pero entonces, abrí los ojos y le miré… El acarició mi cuerpo una vez más, mientras me juraba amor eterno y fue entonces cuando le vi ponerse en pie y alejarse de mí, intente pararle pero no podía moverme… intenté hablar pero mis labios estaban sellados… Tan solo pude observar cómo se escabullía en la noche, llevándose mis sueños, mi amor… mi felicidad con él… Debo estarle agradecida, pues… con el desperté al amor… si, descubrí el amor apasionado de un amante, el amor inquebrantable de mi familia… y si… el temor… el miedo… cuando por equivocación me enterraron viva.”

La joven juglar alza la mirada tañendo levemente la lira, todos los presentes la miran absortos, con tenue voz continua el relato.

-A estas alturas el temor me atenazaba la garganta y como imaginaréis me acurruqué en el sofá intentando apartarme de aquél ánima, pero esta me lanzó una apesadumbrada mirada antes de ponerse en pie, acercarse a mi y susurrarme con voz suave:
“Ten cuidado con el apuesto bardo, aquel de cabellos oscuros, ojos verdes y mirada encendida… pues su único amor es La Muerte”, sus descarnados dedos acariciaron mis mejillas dejando un rastro sanguinolento y entonces… roto el hechizo pude ver su verdadero rostro… el rostro de una mujer corrompido por la muerte, sus quijadas se asomaban entre los tendones de sus antes hermosas mejillas, sus ojos entonces velados me miraron sin ver… momentos después un terrible aullido surgió de su boca, mientras un viento frío abofeteaba mi rostro que escondí entre mis brazos temblorosos…

Debo confesar que salí de aquella casa a toda prisa, y tan solo cuando llegué a la ciudad murmuré lo acontecido…

Una vieja alcahueta confirmó mis sospechas, dice la historia que una joven fue hallada muerta en su cama, los padres rotos de dolor la enterraron, aquella misma mañana el jardinero se acercó a ellos diciéndoles que tenían que llamar a un sacerdote para que el alma en pena de la muchacha descansara, aseveraba que había podido oírla gritar toda la noche y que justo cuando las primeras luces del alba iluminaron la tumba, se quedó en silencio. El padre al escuchar semejante relato acudió corriendo a la tumba, ordenando que la abrieran… pero fue demasiado tarde pues al alzar el ataúd… pudieron comprobar horrorizados como las manos ensangrentadas de la joven, estaban clavadas en la tapa del mismo… sus dedos descarnados hasta el hueso habían arañado inútilmente la madera… Cuentan algunos que la madre al observar los ojos desencajados de terror de su hija y su boca abierta en un mudo grito, cayó fulminada por la impresión…

Esta es una historia de amor verdadera… pero como ya advertí… no es una historia de amor cualquiera.


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domingo, 23 de marzo de 2014

A MIS PADRES

 
Madre, tú eres el ángel sereno que guarda mis noches,
la blanca paloma que comparte mis sueños,
el tranquilo océano de mis lamentos,
el apoyo firme de mis ingenuos ideales.
 
Padre, tú eres la brújula de mi pequeño velero,
el cielo protector de mi incierto camino,
el sabio consejo de mi alocado pensamiento,
y el fiel reposo de mi titubeante vuelo.
 
A los dos os debo la vida,
a ti, madre, a ti, padre, os debo mis poemas,
pues sois la fuente de donde manan mis ideas;
¡os debo tanto a los dos,
que no me atrevo con palabras a expresarlo!
 
Mi amor por vosotros es eterno,
lo sabéis, confiad pues en ello.
 
Sólo os pido una cosa más,
y es que jamás de mi lado partáis.
 
Lo repito, os quiero, os adoro,
os necesito... de verdad...
 
Lo siento si a veces soy pesada o agobiante,
os lo ruego por favor: ¡perdonadme!
Pues todo ello es debido,
a mi siempre inmenso cariño.
 

Dedicada a mis padres, en el 2002, hoy la vuelvo a publicar en memoria de mi Padre, pues a pesar de no estar físicamente a mi lado, sigue siendo la brújula que guía mi corazón.

lunes, 17 de marzo de 2014

VOY HACIA UN LUGAR



Voy hacia un lugar
donde el tiempo es una ilusión,
  Donde no hay ya palabras vacías
Ni dolor en el corazón.
 
Voy a un lugar,
De donde no quiero volver,
  Dejando atrás las mentiras
Que en su día me quisieron ofrecer.
 
Voy hacia un lugar,
Caminando entre las cenizas,
  De un amor vacío y brutal
Del que mi alma fue víctima...
 
Voy hacia un lugar,
donde no sentiré ya más el dolor,
donde dejaré atrás la amargura,
y este llanto demoledor.
 
Voy hacia un lugar,
donde no podrá alcanzarme la desdicha
donde al fin podré descansar de esta vida,
donde la Dama Muerte me vendrá a consolar...
 
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viernes, 7 de marzo de 2014

EL CORTO ADIÓS

 
Me voy hacia un lugar,
donde el tiempo es una ilusión,
la brisa es brillante color,
la voz es música y el sol, es de algodón.
 
Atravesaré la brillante luz,
en forma de Eternidad,
pues ya no he de temer,
dejaré atrás esta cruz,
mi voz al fin se silenciará,
mi cuerpo será el ayer...
 
Viejo rincón de mi triste pasado,
Yo como tú también seré al fin olvidada.
 
Así pues bailemos juntos hasta el despertar del sol,
demos rienda suelta a nuestros sentimientos ahogados,
gocemos de nuestras últimas lágrimas derramadas,
disfrutemos de este gran final... del corto adiós.
 

DOLOR SIN FIN.

 
Hoy me he vuelto a despertar,
con las lágrimas corriendo por mi cara,
mientras mis manos se aferraban a la nada,
y mi corazón se volvía a marchitar...
 
En el sueño te vuelvo a ver marchar,
llevándote mis ganas de vivir,
Sabiendo que ahora ya no te veré volver,
sintiendo que no te volveré a abrazar,
Te vas, dejándome sin nada que decir,
sin nada que ofrecer...
 
Déjame que te llore en un rincón,
ya que sé que así será mejor,
sin testigos de mi dolor,
ni palabras vacías sin corazón...
 
Desde entonces camino en silencio
sonriente al mundo...intento ser feliz,
llevando el averno en mi interior,
tras una máscara... este dolor sin fin.

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jueves, 13 de febrero de 2014

EN LA NOCHE

 
 
Cuando descansa el sol en su dulce lecho
y la blanca luna ilumina las tinieblas,
escoltada, como siempre, por las estrellas
que brillan danzarinas en el firmamento.
 
Cuando los niños, aún pequeños, descansan,
mientras sus padres hablan ante el fuego,
cuando los jóvenes gozan en sus juegos
y los ancianos recuerdan vidas pasadas.
 
Es cuando al fin encuentro refugio en el silencio,
lejos del ajetreo de un mundo adverso,
es cuando al fin dejo volar mi imaginación...
 
Mis pensamientos cobran vida en suaves versos,
apagando la inquietud de mi corazón
y dando esperanza... a mis vanos deseos.
 

ANTEPASADOS


Una extraña música resuena en mis oídos,
acordes misteriosos embriagan mis sentidos,
sonidos de flautas, cítaras y clarines
traen recuerdos de épocas inmemoriales.
 
Éstos son los sonidos de mi pueblo,
los cantos de un pueblo de guerreros.
 
En mi alma una nueva luz brilla,
la fuerza de mis antepasados me eleva,
la voz de los guerreros me da vida.
 
Soy la voz del viento en la montaña,
la risa de las aguas en las cascadas,
el llanto de la lluvia sobre la pradera,
soy las llamas de la Vida Eterna.
 
Hoy soy consciente de mi verdadero ser,
soy hija del sufrimiento y el dolor,
soy hija de la leyenda y la alegría,
por mi sangre fluye la historia
de aquellas olvidadas guerras,
por mi sangre fluye la de las madres
de aquellas valientes familias,
por mi sangre fluye la sangre...
¡de aquellos inolvidables días!
 

EL JUGLAR DE LA MUERTE


"Desde que le hicieran el encargo se había dejado caer cada noche por esa taberna, donde imperaba el aroma de mar y whisky.

Había comprobado el trasiego de mercaderes, marineros, y algún que otro sujeto sospechoso, pero nada le había interesado más que ese joven de cabellos oscuros, y pronta sonrisa. Observando sus atractivos rasgos y su fuerte cuerpo, había aprendido a descubrir el hombre que se ocultaba tras la fachada sonriente del juglar.

Había sido testigo de sus amores, sus trifulcas… sus hermosas baladas y satíricas melodías, su cálida voz resonando contra las paredes de madera encendiendo las mejillas de damas y despertando envidias en hombres por igual.

Y debajo de todo ello, percibió más de una vez una mirada llena de hastío, una mueca de desprecio al inclinarse ante un gran señor y su dama, el brillo desafiante de sus ojos cuando se enfrentaba sin miedo a una pelea en desigualdad de condiciones.

Por más que le divirtiera observarle, tenía un trabajo entre manos, suspirando se acercó silenciosa a la barra donde el hombre lisonjeaba a un par de muchachas ruborizadas, con estudiada indiferencia dejó caer un par de doradas sobre la barra apoyándose indolente en ella.

El hombre susurró a las dulces damiselas con una voz cargada de promesas y volvió su atención hacia ella, un brillo de reconocimiento iluminó brevemente su mirada.

- Buenas noches, ¿qué desea?- la mujer le observo brevemente antes de esbozar una media sonrisa entornando sus delicados párpados.

- Muchas cosas… pero me conformaré con uno de tus famosos cócteles, he viajado desde lejos para probarlos.

- Uhm… mi fama me precede, pero eso me deja en inferioridad de condiciones…- le sonrió de manera pícara antes de inclinarse hacia ella y susurrarle de tal manera que creyó sentir sus suaves palabras acariciarle la piel- Vos me conocéis, pero desconozco vuestro nombre...

- Podéis llamarme… - inclinándose hacia él le susurró quedamente al oído el nombre por el que era conocida lo que provocó una mueca de diversión en el curtido rostro del juglar.

Ella dejó escapar una breve risa, tras lo que siguió un juego de seducción, dobles sentidos y por último una breve conversación al amor de la oscuridad. Llegados a este punto, mientras sus miradas se acariciaban en silenciosa armonía, la mujer extendió una tímida mano acariciando los dedos del hombre, rompiendo el silencio con una petición.

- ¿Me cantarías en privado?...- el juglar sonrió cogiendo su guitarra y acariciando sus cuerdas arrancó unas breves notas como arrancaba gemidos a sus conquistas, ella sonrió incorporándose con delicadeza, rodeando la mesa hasta ponerse a sus espaldas… rozándole apenas con la yema de los dedos antes de dirigirse a las escaleras que conducían a la planta alta de la taberna, donde tenía alquilada una habitación. Sin esperar a escuchar sus pasos, la mujer se deslizó bamboleando con coquetería sus caderas, abriendo la puerta se introdujo a la espera del juglar.

Instantes después su silueta oscureció la entrada, mirando en torno brevemente, suspicaz; al no encontrar nada extraño, cerró la puerta tras de sí sonriendo pícaramente, depositó la guitarra en la silla con delicadeza y sin mediar palabra se acercó a la dama agarrándola con firmeza y cubriendo sus temblorosos labios con los propios en un prolongado y apasionado beso.

Tras esto ella sonrió apartándose de él lentamente… con estudiada lentitud desabrochó el corsé del vestido, dejando que este se deslizara por su cuerpo hasta el suelo…

Haciendo lo propio aunque sin tanta gracia, el hombre se desnudó cogiéndola en brazos y entre risas y el suave chasquido de los besos introducirse entre las sábanas.

Más tarde, mientras el hombre fumaba un cigarro con la joven apoyada sobre su pecho, la muchacha temblorosa alzó la mirada.

- ¿Aún seguís sin saber quién soy?...- él bajo la mirada hacia ella extrañado, tantas mujeres habían pasado por sus brazos que cómo recordar a todas, pero algo en esa mirada del color del acero despertó un quedo recuerdo. Frunciendo levemente el ceño apartó el brazo de su espalda mientras dejaba que ella se incorporara, bajo su mirada apenada sintió la urgencia de agarrar su pistola de chispa pero… se habia confiado dejándola en la entrada, bajo el montón de ropas.

Súbitamente sintió una ráfaga de aire y un súbito dolor anidó en su pecho, bajando la mirada descubrió confundido como nacía una flor carmesí sobre su pecho, alzando la mirada vio la fina aguja en la mano de la muchacha, absorto contempló como una lánguida gota de sangre pendía de su punta… cayendo con un rumor sordo sobre su piel.

La joven comenzó a deslizarse por la cama, pero antes de que pudiera apartarse bastante, el hombre rugió transformando su rugido de rabia en un aullido aterrador, el impacto la mandó volando por la habitación hasta golpear su espalda contra la pared de enfrente.

Tosiendo y algo mareada sintió una garra alzándola del cuello, trató de agarrarla pero un nuevo impacto contra la pared le vació el aire de los pulmones que empezaron a arder por la falta de aire. Su mirada anegada de lágrimas se encontró con los fieros ojos de un animal salvaje que respiraba agitadamente, sus fauces chascaron a milímetros de su cara antes de aflojar la presión de su garra dejando que cayera al suelo.

Entre toses y jadeos, observó como la bestia trastabillaba hacia atrás, temblando sus músculos mientras volvía a su forma humana, entonces el sonido mas escalofriante que había escuchado en su vida inundo la habitación. Lo que confundió con estertores se transformó en una fría risa irónica.

Alzó la mirada hacia la del hombre que presionando la herida de su corazón la observaba apasionadamente.

- ¡Oh Muerte! Al fin dejas ver tu dulce rostro, bajo tu angélical aspecto, escondida en su interior la sierpe con corazón tan negro como ala de cuervo… al fin oíste mi lamento y con tus dulces besos diste descanso a mi tormento…- una fuerte tos quebró la voz del hombre que tras mirarla un instante se dejó caer de espaldas sobre el lecho.

La muchacha se arrastró como pudo hacia la caída figura y con delicadeza acunó su rostro entre sus manos, sollozando mientras la vida escapaba de su víctima. Él sonrió y alzo su mano ensangrentada hacia ella, le acarició la mejilla y susurro sus postreras palabras.

- No llores dulce ángel de oscuridad, pues no podría haber tenido mejor encuentro con mi muerte que viendo vuestro dulce rostro… amada mía… Hela… mi amor… al fin nos encontramos… - ella sonrió quedamente inclinándose para escuchar sus últimas palabras y besar sus labios por última vez, sintió un profundo dolor recorrerle el cuerpo pero aguantando el dolor besó sus por largo tiempo ansiados labios dejando que su último aliento muriera en sus labios.

Al incorporarse acarició por última vez el rostro de su amado y con un gemido aparto la mano que empuñaba la daga de su estómago, apretándose la herida se acercó a la mesa de donde sacó un comunicador, arrastró sus pies hacia la cama acostándose con un gañido al lado del cuerpo del juglar, conectó el aparato y cuando escuchó la grave voz habló entre susurros.

- El trabajo… está hecho… Lionhel Duvard está muerto…- escucho levemente antes de continuar- Sí, me dio un mensaje para ti… dijo que… Hoy podías matarle… pero él viviría para siempre en tus pesadillas… - soltó una risa antes de dejar caer el comunicador, con un último suspiro se acurruco al lado de su amado y con una media sonrisa esperó la dulce muerte al lado de su víctima."


La figura dejó la pluma a un lado, mientras releía el relato, una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla antes de musitar un hechizo sobre el libro, una rosa negra se entrelazó con las postreras palabras creando un intrincado dibujo. Una vez satisfecha la mujer cerró el libro, pasando una temblorosa mano sobre su cubierta, al instante unas rubricadas palabras de color plateado emergieron de la oscuridad de su tomo: "Lionhel Duvard, Juglar de la Muerte"


- No hiciste caso de mis advertencias... mi amor... consguiste que te mataran, y al hacerlo... has condenado mi oscuro corazón... duerme el sueño de la muerte mi vida... hasta que volvamos a vernos.-


Una vez dicho esto, la mujer se levantó tomando el libro y apretandolo contra su pecho, observando a través de la ventana el oscuro paisaje del Bosque entre nieblas, mientras sus claros ojos ambarinos se tornaban enrojecidos a causa de las molestas lágrimas, pues de todos es sabido que Erzsebeth Báthory no muestra sus sentimientos.


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Miedo al fracaso.

Una vez mas me siento ante el ordenador, aprieto el botón de encendido y espero pacientemente hasta que es operativo. Entonces busc...