miércoles, 18 de junio de 2014

UNA MAÑANA COMO CUALQUIER OTRA...


 
Las tenues luces del alba la encontraron sentada en el alféizar de la ventana, observando cómo se despertaba el mundo a su alrededor mientras se deleitaba sorbo a sorbo de su taza de café.
Sus claros ojos verdes se perdieron en el ajetreo de la cocina del 3º A, un piso inferior cuyo ventanal abría un resquicio de la vida cotidiana a su mirada curiosa, en el dos pequeños niños rubios jugueteaban en la mesa mientras su atareada madre les intentaba meter trocitos de tostada y les animaba a beberse el cola cao, al lado una adolescente de melena áurea y cuidadosamente colocada daba pequeños tragos a su taza de humeante café, mientras repasaba lo que debían ser unos apuntes de alguna asignatura. El padre hizo su aparición como un torbellino, repartiendo besos a cada uno de los miembros de su familia, cruzando una amorosa mirada con su cansada esposa mientras tomaba de un trago el humeante café. Tres minutos más tarde salió acompañado de sus hijos, mientras la atareada madre recogía como podía, saliendo de su visión camino a arreglarse imaginaba.
En el 3º B por el contrario, la escena era totalmente diferente, lejos del agitado ritmo de la familia vecina… un anciano desayunaba confortablemente sentado en la silla de la cocina, tomando pequeños trocitos de un bizcocho que repartía entre el mismo y su mimosa gata.
Suspiró suavemente antes de ponerse en marcha, recorriendo con delicados pasos el pasillo mientras su propia gata se entrecruzaba con sus pies, ronroneando mientras le daba los buenos días.
Sonrió levemente deteniéndose unos minutos para hacerle unas cosquillas tras las orejas antes de entrar en el baño, dejando la taza en el lavabo se desvistió doblando pulcramente el camisón sobre el taburete, después se introdujo bajo la ducha e inspiró antes de abrir el grifo del agua.
No pudo evitar un pequeño grito al sentir la mordida de las frías gotas sobre su piel, poco a poco el líquido torrente aumentó de temperatura relajando sus músculos agarrotados por los miedos nocturnos.
Dejó libre su mente mientras se acicalaba bajo el agua, disfrutando del espumoso contacto del jabón contra su piel, mientras la cortina de agua se llevaba preocupaciones y miedos.
Como siempre… se había demorado en la ducha más de lo debido, así que ahora tenía que correr a la habitación, se vistió rápidamente apartando con ternura a Bastet quien le mordisqueaba los dedos juguetona.
El ritual de maquillaje fue igualmente rápido, pese a los intentos de Bastet de retrasarla, unas veces agarrándose a su pierna clavándole las uñas ligeramente, otras tirando el rímel y jugando con el por el suelo del baño como si de una pelota fuera. Al final de cinco pasó a diez minutos exactos en salir preparada para enfrentarse al nuevo día, con rapidez recogió el bolso mientras daba pequeños pasos intentando meter los pies en las manoletinas, con una gata maullante entrecruzándose en su camino.
Frunció el ceño soltando una leve maldición, coge a la gata y la acaricia en brazos, juntando sus mejillas después le murmura tranquilizándola: <<En un ratito vuelvo… no seas pesada, pórtate bien preciosa, esta tarde te traigo algo especial ¿vale?>>
Después deja a la gata en el suelo, pese a los maullidos insistentes de esta, parece que no quiera que su dueña la deje sola… suspira despidiéndose de Bastet que la mira sentada sobre sus cuartos traseros desde el pasillo, algo enfurruñada por quedarse nuevamente sola y cogiendo las llaves sale camino del ascensor.
Un nuevo día, comenzando con la rutina diaria de los saludos formales en los encuentros vecinales en el ascensor, buscando las llaves del coche mientras siente la mirada penetrante de la vecina del 6ºB que como siempre desaprueba sus vaqueros y sus camisetas ceñidas. Para esa anciana de exquisitos modales, la ropa casual no era digna para ir a trabajar…
Una breve despedida, una carrera y al fin, sentada en el asiento de su coche disfrutando de su pequeño espacio vital mañanero.
Tras ponerse el cinturón arranca el coche… a la segunda, el pobre empieza a sentir el peso de los años, con saña mete el pie en el embrague jugando con el acelerador para salir en segunda, dado que la primera marcha ha decidido tomarse vacaciones y no funciona.
Un renqueante volkswagen consigue salir a trompicones del garaje, justo en el momento en que el sol le da la bienvenida a la marabunta urbana, dejándola caso ciega con su fulgor. Suerte que llevaba las gafas de sol y pestañeando vuelve a recuperar la visibilidad.
Entre pitidos, acelerones, paradas… se une al atasco de la mañana, en busca de una ruta más o menos rápida para llegar al trabajo. Todos los percances están calculados, tiene más de media hora para llegar al trabajo… aunque hoy los coches apenas se mueven, parece como si el mundo fuera a cámara lenta.
Resoplando enciende la radio, captando su emisora favorita, una pegadiza cancioncilla rockera resuena en el altavoz. Mirando en torno aburrida, sube el volumen, tarareando la letra de la canción.
Finalmente llega al trabajo, aparca el coche con algo de dificultad, saliendo de este a toda prisa, al final va a llegar tarde, cierra la puerta del coche guardando las llaves en el bolso mientras camina, en su cabeza organizando el día que le espera. Anotando mentalmente acordarse de ir a comprar un par de latas de comida especial para Bastet, que hoy curiosamente cumple dos años con ella… aún recuerda la pequeña bola de pelo negro que temblaba en sus manos cuando la recogió del refugio de adopción. Fue amor a primera vista, cuando sus miradas se encontraron supo que debía ser suya.
Una leve sonrisa se esboza en su rostro recordando los juegos de la mañana mientras camina cruzando la calle perdida en sus pensamientos.
Un pitido, un estruendo y…
De repente se encuentra tirada en el suelo, el impacto la ha dejado sin aliento, el dolor de sus piernas destrozadas es insoportable o puede que sean sus costillas, rotas al estrellarse contra el parabrisas del coche. Bajo ella el frío asfalto la acoge, sus dedos temblorosos pueden notar entre el dolor su rugosidad… su mirada trata de registrar su entorno pero apenas ve más que formas borrosas… el dolor… ¡por Dios… qué estúpida!...
Lágrimas se agolpan en sus mejillas, mientras un jadeo escapa de sus labios… tan sólo piensa en su madre… va a llorar tanto… y su gata… que será de ella…
Entre las oleadas de dolor le llegan voces…. Como a través del agua… distorsionadas… intenta moverse pero no puede… algo cálido la envuelve… sabe que no debe dormir… pero la oscuridad la llama… el descanso… un súbito destello la envuelve, abre los ojos un instante sintiendo como alguien la ayuda a levantarse…
Confundida mira la luz y después tras ella donde un chico grita suplicando ayuda mientras ve como su desmadejado cuerpo exhala su último aliento…. Su cuerpo destrozado queda inerte, tendido en el asfalto sobre un charco de su propia sangre…
Un sentimiento de enorme tristeza la embarga… ¿ya está? ¿Se acabó? ¿Tantos planes aplazados para nada? Mira a la Luz furiosa… <<¡No es justo!... ¡No estaba preparada!!>>
Una voz cálida y familiar resuena sobre los demás sonidos <<Nadie lo está, pero esto sólo es un paso más en el camino… no estarás sola>>
Siente como la empujan levemente, hacia la Luz y al entrar en ella… unos cálidos y familiares brazos la arropan, arrancando una sonrisa en su rostro al reconocer a quién pertenecen mientras la voz suavemente murmura… << No estarás sola>>.
 
PD: Vive hoy como si fueras a morir mañana… porque nunca sabes lo que puede pasar.
 
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martes, 10 de junio de 2014

Despedida de un Joven Ángel

 
Recuerdo el revuelo que causaste al nacer,
un día de verano nos hiciste sonreír a toda la familia,
con tu carita ya tan expresiva y adorable, con tus manitas...
¡eras tan pequeña... tenías tanta cosas que aprender!

Recuerdo una de las veces que fuimos a París,
acompañando a mi padre en uno de sus viajes,
fue entonces la primera vez que te conocí,
una pequeña niña, rubia y de carácter indomable.

Te reíste emocionada al descubrir que era tu prima,
contándome a toda prisa tus grandes aventuras,
haciéndome miles de preguntas curiosas,
escuchándome atenta, con esa mirada inquisitiva.

Años más tarde, convertida en una maravillosa jovencita,
fuimos a veros, gracias a Natacha en el día de su boda,
quien otra vez demostró su valía uniendo a la familia,
recuerdo ese día con especial cariño y más ahora...

Esos días son para mí inolvidables,
el día que pasamos en el parque,
cuando nos montamos en todas
y cada una de las montañas rusas,
contándome a medias tu vida,
cruzando miradas que todo lo decían...

Eras una niña tremendamente dulce, inquieta,
llena de vida, curiosa con ganas de aprender,
que alegraba a todos con una brillante sonrisa,
y guardabas una dulzura qué no dejaba indiferente.

Me arrepiento, porque la distancia me impidió conocerte más,
lamento no haberme atrevido a hablar... a escribirte... a llamar...
manteniéndome en la sombra, siendo testigo de tus andanzas,
sonriendo en silencio al veros crecer a ti y a tu hermana...

Cuando algo se rompe dentro de nosotros,
no lo sientes de forma inmediata, lo notas,
pero el dolor luego se hace aún peor...
y es cuando sufres el impacto en el alma rota.

Ahora que sé que te has ido mi pequeño Ángel,
es cuando me doy cuenta del tiempo perdido,
es cuando me doy cuenta de todo lo que te he querido,
es cuando me doy cuenta de que no hice bastante...

Perdóname mi pequeño Ángel,
recuperaste tus alas demasiado pronto,
me di cuenta demasiado tarde,
y es que aún no lo asumo... no lo afronto.
 
Tan sólo me queda despedirme en silencio,
tal y como fui testigo antaño,
sólo me queda enjugar mi llanto,
y rezar porque seas feliz en el cielo.
 
Mi joven Ángel,
extiende tus alas y vuela bien alto,
no tengas miedo, te espera mi Padre...
 
Espero que desde el cielo ,
escuches mi silencioso ruego,
perdones a este corazón atormentado,
y recibas todo el amor que te mando.
 
 
Escrito en memoria de mi pequeña prima que nos dejó el pasado 7 de Junio de 2014.
 
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Miedo al fracaso.

Una vez mas me siento ante el ordenador, aprieto el botón de encendido y espero pacientemente hasta que es operativo. Entonces busc...