lunes, 22 de septiembre de 2014

AVANZAR SOLA, ANTES QUE RETROCEDER




La niebla se extendía sinuosa por el valle, dando la bienvenida una vez más al otoño. De las laderas cubiertas de hierba se escapaban pequeños riachuelos, formados por las recientes lluvias.
Las primeras luces del alba acariciaban los tejados de la ciudad dormida, mientras la ciudad iba despertando poco a poco.
Una figura de cobrizos cabellos observaba la ciudad que se extendía a sus pies, desde su escondite favorito, en lo alto de la Torre del Reloj, podía disfrutar de una visión panorámica de la misma, y por ello tras permanecer acurrucada en el silencio de la noche se permitió el lujo de escuchar, como la ciudad cobraba vida.
Desde el distrito de los mercaderes, del que le llegaban el bullicio de los compradores y vendedores negociando el precio de los objetos en venta, hasta el trinar de los pájaros que llegaban desde el parque más allá de la catedral, los sonoros ecos del martillo en el yunque del distrito de los enanos… Y las aisladas explosiones del distrito de magos…
Si, pese a no ser su ciudad natal, había conseguido ocupar un lugar especial en su corazón.
Una ciudad con dos caras, una más amable donde el día al día se desarrollaba entre sonrisas cordiales, baladas y descubrimientos. Mientras que la otra cara, más oscura podía llevarte a una cruel condena o incluso a la muerte.
Se incorporó apoyándose en el repecho de la almena, mirando hacia el Puerto, rememorando el primer día que pisó esa ciudad. Cansada, hambrienta, con tan solo su voz y su lira para conseguir unas monedas, la primera palabra amable, las risas cruentas, las proposiciones indecentes, el miedo, la duda… y finalmente la desesperanza. Fueron tiempos difíciles, pero finalmente tuvo suerte, un encontronazo en un callejón, una oferta de trabajo y un tiempo más tarde, un agradable descubrimiento… unas tenues lágrimas descendieron por sus mejillas.
Sí, finalmente ahora tenía todo lo que buscaba… ¿entonces por qué sentía esa opresión en el corazón? Musitó para sí enfurecida, ¿Debía cerrar los ojos y escuchar sólo a su corazón? ¿Debía ver las evidencias y zanjar el asunto?...
-          ¡Maldita seas una y mil veces Adryan Drachenblut! Debiste recordar tu promesa…
Sus manos temblorosas limpiaron las lágrimas de sus mejillas, apretando las mandíbulas mientras inspiraba hondo.
Con un lento movimiento desenvainó la espada de su padre, captando los brillos de las luces de la mañana, su mirada vagó por las pequeñas runas talladas en la hoja captando su atención.
“Nunca te rindas,  excepto a las convicciones del honor y del sentido común”
Una frase que había escuchado miles de veces de labios de su padre… Tomando una decisión, volvió a guardar la espada mirando desafiante la ciudad.
Esta noche zanjaría de una vez por todas todo, esta noche rompería las cadenas que la ataban, esta noche volvería a ser ella misma, dejaría atrás las lágrimas, los celos, los perdones, las peleas, la desconfianza…
Volvería a ser como al principio, sólo se preocuparía de ella misma y de su familia, ahora que la había encontrado no pensaba perderla por una tontería.
Ningún hombre volvería a usarla nunca, ningún hombre volvería a reírse de ella, ningún hombre la ataría con cadenas invisibles y el peso de la conciencia, ningún hombre volvería a hacerle daño, ningún hombre…
Respiró profundamente comenzando a descender por las escalinatas, sonrió a su pesar pues allá arriba dejaba finalmente sus miedos, sus celos, su vergüenza… ahora más que nunca se sentía fuerte como nunca.
Con un suspiro salió finalmente de la Torre, enfrentándose de nuevo sola y más fuerte que nunca al mundo.
Y es que a veces, es mejor avanzar sola antes que retroceder.
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Avanzar sola, antes que retroceder. by Nissa Audun is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

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